
Bueno, lo que están viendo aquí es una auténtica rareza, y no en el sentido de su ejecución, ni su concepto. Es por el hecho de que es la primera obra que hago, desde el 2018 que no es ni bajo comisión ni relacionada con mis libros.
El día de ayer sentía una tensión horrenda, una presión desesperante por crear para desahogar todo el estrés y la acumulación de emociones que vengo coleccionando desde hace ya varios meses. Intenté sentarme a escribir y los personajes no se dieron ni los buenos días. Intenté leer y casi arrojo el libro por la ventana. Intenté tomarme algunas fotos bonitas y casi me arrojé a mí también por dicha ventana.
Y de pronto, me di cuenta de que, gracias a estos últimos años en los que me he dedicado puramente a escribir y a hacer obras para otras personas… me había olvidado de que también puedo hacer obras para mí misma. Que soy artista también por amor, y que hacer arte es otra forma de canalizar todo lo que siento. Que, CARAY, el arte fue de las primeras cosas que empecé a hacer precisamente para darme terapia. Así que ayer me senté como a eso de las seis y media de la tarde y me puse hacer una pieza, sin preparación, sin concepto previo (algo raro en mí) y me salió esto.
Hécate en los Cielos no es una obra muy compleja, ni muy elaborada (para empezar, me tomó como dos horas hacerla), y de hecho, conceptual y simbólicamente no tiene mucho qué ver con la propia Hécate, simplemente me vino el título porque, mientras la hacía, intentaba recordar el nombre de una bruja de la mitología grecorromana que no es ni la ya conocidísima Circe ni la propia Hécate, pero por más que me esforzaba no lo pude hacer lol.
Y, pues bueno, me ha gustado el resultado, no tanto ya por la estética, sino por lo bien que me sentí al terminarla. Ya estoy más tranquila hoy, y debo recordar acudir más a este costado artístico mío más seguido, que he olvidado un poquito el por qué empecé a hacer esto, después de todo.